Por: Gonzalo A. Ramírez Cleves
Ayer desempolvé el baúl de los recuerdos del grado de Bachiller ya hace 20 años y esto fue lo que encontré. He cambiado bastante físicamente, estoy más gordito y las gafas también hacen que me vea diferente. Conservo los cachetes y la sonrisa. El día de mi grado estuvo mi abuela Elcira que viajó desde Neiva acompañada de mis primos opitas. También estaba mi papá, mi mamá y mi hermano. El hermano del General Varón nos dio el diploma. Entonamos el Himno Nacional y seguramente el Himno del Ejército. Conseguimos también la libreta militar después de tres años de servicio militar de chocolate. Para mi fue una gran alegría poderme graduar del Colegio Bachillerato Patria. Casi no lo logro no por asuntos académicos sino disciplinarios. Se me acusó de pirómano porque casi se incendia el colegio en un asunto aún en investigación y no aclarado. Eduardo Parra y yo tiramos los fósforos, pero unos zapatones llenos de cera - zapatones - estaban en la caneca que se incendió. Todavía no se sabe quién dejó esos peligrosos zapatones allí.
Le agradezco sobretodo a Fulvia sus clases, a mis compañeros de salón y a mis amigos del servicio. Nunca supe por qué quedé en vocacionales de electricidad ni tampoco por qué nunca clasifiqué a la tuna, ni al grupo de teatro de Clodomiro Silva. Una vez lo intenté pero me puso a hacer de piedra y a Carlos Arenas de árbol. Casi nos ganamos el ¨Oscar ¨a mejores actores secundarios por haber desempeñado nuestro papel de no hablar ni pestañear durante la presentación.
Tuve traumas en el colegio como el asesinato a sangre fría de un pobre conejo que se había vuelto mi amigo en clase de biología. Después desaparecimos su cadáver en ¨la chamba¨. Fui odiado por los profesor de religión Godoy cuando le pregunté qué carajos hacían en la vida la monjas y por la profesora de francés, Martha, que no me perdonó el haberle preguntado de qué parte de Francia era. Fui clasificado de ¨limoncito¨ desde el primer año de bachillerato y la empecé a embarrar el primer día de colegio cuándo nos preguntó el profesor si alguien sabía cómo se llamaba el Rector del Colegio y yo contesté, porque le había oído a los amigos de mi hermano que ya estaban hacía dos años en el colegio, que ¨Pluma Blanca¨ yo no entendí por qué se reían, yo en serio creía que ese era el apellido del señor. Mi indisciplina era solo ingenuidad se los juró.
Los dejo con algunas fotos del grado.
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